No cesan los ‘logros’ de Pedro Sánchez.
Cuando uno piensa que ha llegado a su máximo nivel, el socialista siempre demuestra que puede ir un poco más allá, tomando como mantra el Plus Ultra pero en negativo.
La última ocurrencia del líder del PSOE ha sido irse de vacaciones a Marruecos. Esto no tendría nada de extraordinario ni de criticable sino fuera por todo lo que ha envuelto la relación bilateral durante toda la Legislatura de Sánchez.
Que el país africano tiene cosas interesantes que ofrecer en lo turístico, no justifica la decisión de este “viaje privado” como lo han definido desde Ferraz para tapar la tremenda pifia.
Que justamente el presidente en funciones haya escogido ese destino después de que la nación que preside Mohamed VI lo haya espiado a él y a altos cargos de su Ejecutivo resulta, cuando menos, llamativo. En especial porque desde Moncloa nunca han aclarado qué información, o al menos el tipo, fue robada.
Que suceda justo cuando los tribunales de la Unión Europea hayan impedido la renovación del acuerdo pesquero que existía con Rabat porque han dictaminado que el era ilegal al incluir el territorio del Sahara Occidental sin consentimiento del pueblo saharaui y su legítimo representante, el Frente Polisario, es cuando menos sospechoso.
Pero a eso hay que sumar que este viaje ‘turístico’ sucede precisamente cuando en el país hay una incertidumbre tremenda por las dudas de si el candidato perdedor de las elecciones va a formar gobierno plegándose a los chantajes de sus socios comunistas e independentistas es cuando menos, reprobable. Más cuando la estabilidad política depende del prófugo de la justicia Carles Puigdemont.
Toda esta situación ha hecho que los líderes mundiales vean a nuestro país con una mezcla de incredulidad y risa. Porque toda la clase política está haciendo un ridículo mundial.
A las idas y venidas -literales- de Sánchez con todos los partidos que necesita para formar gobierno, y el precio que cada pacto conlleve -y que pagaremos los todos españoles-, hay que sumar lo que pasa al otro lado del espectro político.
La tragicomedia que protagonizan el PP y VOX atacándose y señalándose constantemente cuando además de necesitarse, son los únicos partidos con los que pueden pactar.
Uno no entiende cómo han tardado más de 60 días para alcanzar un acuerdo en Aragón cuando era la única opción para ambos, so pena de repetir las elecciones.
El PP sigue buscando alternativas e incluso tanteando el terreno con el PSOE, como en Ceuta, solo para estrellarse porque no entienden que los socialistas son a día de hoy, sanchistas. Por el otro lado, los de VOX en lugar de hacer autocrítica y manejarse con más destreza política, dejando de lado temas que ya se han superado y que solo generan rechazo, siguen enquistados en un discurso que, al menos a nivel nacional, ha dinamitado las opciones de formar gobierno gracias a que abonó en el discurso de miedo impulsado por Sánchez y que muchas formaciones políticas ni tan siquiera contemplen la posibilidad de sentarse a negociar con los de Bambú.
Este y otros temas de actualidad serán tratados en La Segunda Dosis de este viernes, 5 de agosto de 2023, junto al analista político Carlos Paz y el empresario John de Zulueta.